La Ayurveda, “Ciencia de la vida larga y feliz”, nos enseña herramientas de cómo cuidar y equilibrar nuestro cuerpo físico, mental y espiritual, para alcanzar un bienestar integro. En relación a cómo fortalecer nuestro sistema inmunitario, la Ayurveda nos propone observar y equilibrar nuestro “Agni” o fuego digestivo, ya que no solo “somos lo que comemos”, sino también lo que asimilamos y absorbemos. El Agni es la capacidad para digerir los alimentos y asimilar los nutrientes. Cuando nuestro Agni está debilitado, se produce “ama” o toxinasque se acumulan en nuestro organismo, obstruyendo los canales energéticos y debilitando nuestro sistema inmune. Hay alimentos que aumentan la producción de ama: procesados, ultra procesados, refinados (harinas blancas, azúcar blanco, sal refinada), con aditivos químicos, grasas hidrogenadas, entre otros.
Cómo podemos fortalecer nuestro Agni y estimular nuestro sistema inmune:
· Preparar comida casera a base de alimentos integrales y naturales : vegetales frescos y de estación (kale, acelga, hinojo, rúcula, apio, brócoli, radicheta, perejil, zanahoria), frutas (naranja, pomelo, kiwi, manzana, frutillas, pera), legumbres (lentejas, porotos mung, aduki, garbanzo, habas), cereales integrales (arroz bhasmati, yamaní, avena, quinoa, mijo, maíz, trigo burgol, sarraceno), semillas ( de chía, lino), fermentos (kéfir, chucrut, kombucha).
· Utilizar hierbas y especias que contribuyan a estimular nuestro fuego digestivo: cúrcuma, jengibre, comino, cilantro, pimienta negra, canela, laurel, orégano, tomillo, albahaca.
· Infusiones (de jengibre, semillas de comino, de hinojo, diente de león, entre otras); caldos de vegetales; leche caliente, con especias (cúrcuma, clavo, canela, cardamomo, entre otras).
· Que entre cada comida haya un espacio de 3 a 4 horas para realizar una buena digestión. Realizar una cena temprana y liviana.
· Comer consciente, despacio y masticar bien los alimentos, ya que allí comienza la digestión de lo que comemos.
Comer con amor y gratitud es la clave ya que no solo es importante el “qué” comemos, sino el “cómo” comemos.